MI PROFESORA DE CASTELLANO



Hoy el espacio curricular no se llama Castellano. Las huestes actuales han convenido usar "Lengua y Literatura". Más allá de esto, creo que vale esta reflexión:
¿Cuál fue mi primer acercamiento a la literatura?
¿Dónde se produjo?
¿Qué instante sedujo lo imposible?
Recuerdo mi profesora de Castellano de la escuela secundaria. Recuerdo la pollera corta dejando a la vista unas piernas enfundadas en las medias finas. Recuerdo sus breves y rápidas aperturas de muslos al levantarse de la silla o al sentarse; el necesario arco fugaz que se formaba en su trasero al sentarse. Recuerdo que a veces se la veía triste y distante porque (según habíamos averiguado) estaba separada de su marido. La literatura comenzaba a estar emparentada con el deseo y la clandestinidad.
El intento de consumación del amor fue el siguiente: escribir un cuento. Yo había leído muy poco, pero abrumado por la belleza de aquellas piernas y por la sonrisa opaca de mi profesora, escribí La isla del tesoro. Jamás había leído esta historia pero sobre la base del título, imaginé la historia completa. Ese fin de semana escribí, febril y aplicado.
El resultado fue un diez. Un diez enamorado: el círculo redondo, voluptuoso del cero, sumiso al lado del uno, enhiesto y firme: 10. Hasta el diez se me proponía un juego a la imaginación. Un diez y la felicitación. No recuerdo la historia de La isla del tesoro que escribí, sí tengo imágenes de un náufrago arribando a una isla y debido al enorme sufrimiento, tras una larga odisea, encuentra un tesoro. Construía mi apasionado enamoramiento imposible. El náufrago era yo, sin duda, que llegaba hambriento y sediento a esa isla en busca algo preciado: un tesoro, su tesoro, el de ella. Por las noches soñaba que la consolaba del despojamiento de su amor. Allí estaba yo para amarla.
Amor imposible, mi profesora de Castellano; amor más probable, la literatura. Probable es que ella nunca sepa de esto. Pero el recuerdo permanece, potente en mí.
De allí, al paso de los años. La imagen de la profesora fue transformándose, ¿habrá una búsqueda inconciente del tesoro preciado en el apasionamiento por la lectura y la escitura que siguieron a partir de aquellos días?

1 comentario:

Anónimo dijo...

hay muchas formas de llegar a la literatura!. La de la foto es la profe??'. Ja

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