Giordano hizo un largo silencio, quizá más cauto que respetuoso. Vio los ojos enrojecidos de Sofía y bebió un trago:

-Debería aprender a olvidar un poco –dijo-, es más sano.

-¿Usted sabe de eso?

-Bastante -dijo Giordano, abriendo una sonrisa en la cara engomada de Medina.

-¿Qué ha olvidado?

-Quién fui -dijo después de vaciar el vaso.

Juan Carlos Giordano roba en su lugar de trabajo y huye. Sin embargo, un accidente le dará un nuevo rostro, el de Enrique Medina, un profesor de letras enamorado de su alumna quien ha sido asesinado. Giordano ahora va en busca de sí mismo a través del rostro de Medina, pero ya nada será igual. Lo único que le devolverá su identidad es el delito y deberá resolverlo mediante los afectos de Medina.



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