DESNUDEZ Y MISERIA

La construcción de la mentira no es tarea menor. Lo sabemos aquellos que trabajamos en la ficción; para construirla, hay que conocerla. Comenzamos a paladearla desde mucho tiempo antes y nuestro objetivo es que parezca lo más verdadera posible. La mentira debe ser verosímil. Por eso, me decepciona que el poder quiera mentirnos tan pobremente, sin esfuerzo, sin arte. No soporto la mentira expuesta, aquella que no ha necesitado ni tiempo, ni esfuerzo para construirla y hacerla digna de su estatus. Ahora sí es preocupante que para el resto del país se trague la semilla sin regurgitarla. Casi con ingenuidad. Y ahora vamos por un estudio de televisión en Buenos Aires. Vuelvo a la carga: ¿Nadie reacciona en San Luis? ¿La pasividad se ha naturalizado como forma de existencia?


En “El coronel no tiene quien le escriba” (para mí, quizá la mejor obra de García Márquez) se plantea un personaje que vive en la esperanza continua por esa carta que nunca llega. La atmósfera sórdida del relato, por momentos asfixiantes – se suma el asma de su mujer- acaba con todo el entorno, menos con la fortaleza del coronel. ¿Por qué recuerdo esto? Porque por momentos me parece que algunos vivimos en la esperanza de que algo cambie, que exista un giro a este destino que parece llevarnos el andamiaje publicitario y hueco de la provincia. Aquellos que vemos como se arrastra a todo el mundo tras el circo de los millones mientras la provincia está más empobrecida, debemos ser cada vez menos

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